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Cortinarius cinnamomeofulvus Rob. Henry

Cortinario tóxico que se caracteriza por su hábitat de bosques caducifolios y su porte, más bien pequeño, con sombreros convexos y muy gibosos en el centro, sus pies estilizados y las coloraciones más o menos oliváceas que presenta en las distintas partes. VER DESCRIPCIÓN COMPLETA .
Bajo el sombrero presenta láminas y lamélulas gruesas y espaciadas, muy escotadas o casi libres, amarillo verdosas y con tonalidades ocráceas en la madurez por las esporas.
Todas las hifas del carpóforo presentan un pigmento intracelular ocráceo y gránulos de pigmento extracelular que pasan a violáceo con la potasa.
Hifas de la trama de las láminas y basidios con abundante pigmento ocráceo intra y extracelular.
Una porción de láminas depositada en una lámina de vidrio sobre una gota de potasa toma inmediatamente una coloración rojiza por la reacción del pigmento con las bases fuertes.
En una sección transversal de una lámina observada en medio muy básico de potasa vemos el intenso color rojizo o granate que toman todas sus partes como consecuencia de los pigmentos antraquinónicos que contiene.
Las láminas presentan una trama interna regular constituida por hifas filamentosas dispuestas de manera paralela a las caras lo que da flexibilidad a la lámina.

Detalle de las hifas que forman el interior de las láminas, la trama, con pigmento ocráceo que se vuelve rojizo con la potasa y tabiques provistos de fíbulas.
Hacia las superficies, las caras, las hifas dan lugar a células perpendiculares a la superficie que son los basidiolos y los basidios más intensamente pigmentados.
Los basidios son cilíndricos o progresivamente ensanchados en la extremidad, con pigmento intracelular ocráceo que pasa a púrpura con la potasa y provistos de cuatro pedúnculos o esterigmatos.
Los bordes o aristas presentan la misma estructura que el resto de la lámina, basidios y basidiolos, aristas homomorfas.
Las superficies de las láminas producen grandes cantidades de esporas amarillentas al microscopio, pero marrón verdosas en masa que oscurecen ligeramente la coloración de las láminas en la madurez.

Las esporas son elipsoidales, con ambos extremos redondeados y sin apenas apículo marcado, con paredes ligeramente verrugosas.
Superficie del sombrero seca y finamente afelpada al tacto, de color marrón cuero o castaño en el centro y olivácea en el resto, progresivamente más clara hacia los bordes.
Sección transversal de la capa superficial del sombrero observada en potasa que tiñe de rojizo el pigmento de todas las hifas, se aprecia una cutícula filamentosa formada por una capa externa, en la parte baja de la foto, de hifas paralelas con terminaciones redondeadas y emergentes, por encima de otra de hifas algo más gruesas.
Las hifas más superficiales de la cutícula presentan tabiques ligeramente estrangulados y provistos de fíbulas, con paredes ligeramente incrustadas con pigmento ocráceo al microscopio que pasa a rojizo con la potasa.
Detalle de una hifa de la cutícula con pigmento intracelular y estrangulada en los tabiques donde presentan unos típicos abultamientos que son las fíbulas.
La parte interna del sombrero, la carne o trama, está constituida por hifas netamente más gruesas, menos pigmentadas y no estranguladas a nivel de los tabiques de separación de células.
Superficie del pie seca y con pocos restos filamentosos de cortina, amarilla o amarilla olivácea al principio y luego ocrácea por las esporas que caen de las láminas.
Una pequeña porción de la superficie del pie observada en potasa se ve como el resto del carpóforo de un bello color rojizo o color vino por la reacción del pigmento ocráceo  que contienen las hifas con la potasa y con una estructura muy regular de hifas longitudinales, muy apretadas y sin terminaciones ni elementos emergentes diferenciados.

El interior del pie, a diferencia del sombrero, está constituido por hifas dispuestas de manera paralela y no entremezclada lo que hace que sea notablemente más fibroso y resistente a la rotura que el sombrero.