Peculiar
hongo por su desarrollo sobre crisálidas de mariposas enterradas, su pequeño
tamaño con forma de maza o cachiporra de un colorido amarillo-anaranjado o
anaranjado. VER DESCRIPCIÓN COMPLETA.
La superficie de la cabeza está recubierta de diminutos abultamientos
muy sutilmente pelosos que corresponden a cavidades o peritecios, cuyas
aberturas u ostiolos son los que marcan las granulaciones y en cuyo interior se
forman las ascas con las ascosporas.
Cada uno de los abultamientos que recubren la superficie
fértil anaranjada es un peritecio globoso o piriforme que abre por una abertura apical que se
desgarra al presionar para hacer la preparación microscópica.
Las paredes de estos peritecios están constituidas por hifas pigmentadas
y responsables de la coloración anaranjada del carpóforo, con células cortas y
anchas, estructura himeniforme, lo que le da consistencia y permite esa forma
piriforme o globosa con la máxima resistencia.
Hacia el extremo las células son más cortas y en la madurez se
abren para dejar salir las esporas.
En el interior de los peritecios se forman las ascas muy
estrechas y alargadas, prácticamente filiformes.
Las ascas de 300 a 400 micras de largo y no más de 3 a 5
micras de grosor contienen ocho esporas muy alargadas que ocupan casi toda la
longitud del asca y que forman un ramillete.
Aunque las esporas y las ascas son muy poco congófilas en
rojo congo se tiñen lo suficiente para permitir ver mejor las esporas del
interior de las ascas.
Estas esporas en forma de largos hilos contienen numerosos
tabiques.
Cuando las esporas salen de los peritecios se fracturan en
aparentemente innumerables esporas muy pequeñas, alargadas, lisas e incoloras,
de hasta 4,5 a 5,5 micras 1 a 1,5 micras de anchura y que en realidad son
esporas secundarias procedentes de la ruptura de las 8 esporas primarias muy
alargadas que contienen las ascas antes de disolverse.
Las esporas cuando salen son muy alargadas pero muy frágiles e
inmediatamente se rompen en esporas secundarias que son en realidad las que
vemos y que le dan una gran capacidad de reproducción (dos fotos)
Sección transversal de la cabeza o parte superior de la clava
del carpóforo donde se aprecia la estructura interna maciza y la disposición alrededor
de los peritecios cuyas paredes son las que dan ese color anaranjado.
Toda la parte interna o trama de la clava presenta una
estructura muy regular formada por hifas dispuestas en sentido longitudinalmente
que hacia las superficies dan lugar a
los peritecios.
Las hifas que forman el interior y la mayor parte del
carpóforo son filamentosas, muy regulares, con numerosas células con tabiques
desprovistos de fíbulas y muy compactadas.
Las células de estas hifas son muy cortas por lo que resultan
bastante frágiles y no dan fractura fibrosa.
Pie más claro que la cabeza superior, ocráceo o amarillento, y
con superficie lisa o con pequeñas punteaduras anaranjadas.
Exactamente igual que la parte interna de la cabeza con la
que obviamente guarda continuidad presenta una estructura regular con hifas
filamentosas y dispuestas de manera longitudinal y muy apretada entre sí lo que
da consistencia al pie.
Detalle de las hifas que forman el pie y que mantienen una
continuidad con la parte superior del carpóforo.