Coprinellus flocculosus (DC.) Vilgalys, Hopple & Jacq. Johnson

Típico coprino, cuyas láminas se licúan en la madurez, de porte medio, sombrero cónico a acampanado, ocráceo al principio recubierto de un velo pulverulento que se pierde muy fácilmente con el dedo o la lluvia y lo más importante sus esporas elipsoidales con poro excéntrico y la falta de cistidios en el pie. VER DESCRIPCIÓN COMPLETA.
Superficie lisa y surcada radialmente hacia los bordes, de coloración arcillosa clara y ocrácea más oscura en el centro, al principio recubierto de una fina pulverulencia blanca que se pierde fácilmente con la lluvia y la edad.
Corte transversal del delicado sombrero donde apreciamos a la derecha de la foto la capa superficial claramente diferenciada de la carne o trama interna muy fina y delicada y a la izquierda de la foto la superficie himenial que tapiza la parte interna del sombrero formando las láminas.
Con más detalle y con rojo congo diferenciamos mejor las capas, de derecha a izquierda, la cutícula, la carne o trama y la superficie himenial.
La superficie o cutícula del sombrero es de tipo himeniforme, formada por una gruesa capa de células globulosas o piriformes por encima de una carne o trama.
La carne o trama del sombrero es muy fina y formada por hifas de células muy gruesas y fuertemente estranguladas en los tabiques.
Por estas estrangulaciones las hifas se rompen con gran facilidad por lo que estos carpóforos son muy delicados y frágiles.
La superficie del sombrero está formada por terminaciones de hifas globosas o piriformes lo que le confiere cierta impermeabilización y da lugar a una superficie muy uniforme, sin estrías y que se fisura muy fácilmente.
En los primeros estadios la superficie del sombrero aparece recubierta por otra capa de hifas muy gruesas, pero con células más alargadas y fuertemente estranguladas en los tabiques, es el velo general que se ve a imple vista como una pulverulencia.
El velo general es de una estructura relativamente similar a la de la carne, hifas alargadas, fusoides o globosas, con células fuertemente estranguladas en los tabiques por donde se parten con facilidad dando lugar a numerosos trocitos como polvo blanco que se pierden con la edad o con la lluvia.
El himenio está formado por láminas ascendentes y libres del pie, apretadas, bastante anchas, al principio, blancas pero enseguida grisáceas a negras con el borde a arista blanca y pulverulenta, al final se licuan.
En una sección transversal de una lámina se aprecia, como en el sombrero, una delgada trama interna que da lugar a hacia las superficies a gran cantidad de basidios y basidiolos.
En los extremos a aristas de las láminas la mayor parte de las hifas no dan lugar a basidios sino a cistidios de arista o queilocistidios esféricos, piriformes o globulosos, de paredes lisas y cuya misión probablemente sea golpear a las esporas que caen de las caras y facilitar su dispersión.
Estos cistidios de arista son notablemente más gruesos que el restos de elementos y se aprecian a simple vista como una pulverulencia blanca.
El resto de la superficie de las láminas está tapizada por basidios y basidiolos.
De manera muy dispersa también aparecen alguno cistidios de cara o pleurocistidios, elipsoidales, ovoideos o globulosos, netamente salientes del resto de estructuras y donde las esporas chocarían y saltarían.
Los basidios son claviformes y tetraspóricos con una base muy estrecha y en la madurez algo mas salientes que los basidiolos que los rodean.
Los basidios presentan una base estrecha que se ensancha bruscamente en una cabeza piriforme de donde salen cuatro finos pedúnculos o esterigmatos donde se forman las esporas.
Estos basidios están rodeados de basidiolos más cortos o globosos que forman como un curioso mosaico cuando se observan frontalmente.
Las esporas que se producen en grandes cantidades son muy oscuras y tiñen de negro todo el carpóforo en la madurez.

Las esporas son elipsoidales muy oscuras, con extremos redondeados y provistas de un poro germinativo excéntrico situado a un lado de uno de los extremos.
Superficie del pie lisa, blanca y al principio con un pequeño reborde en la base en la unión con los bordes del sombrero.
A diferencia del sombrero el pie está constituido por hifas filamentosas muy finas y dispuestas de manera paralela a las superficies lo que da lugar a un pie fibroso, mucho menos frágil que el sombrero y no licuable en la madurez.
Detalle de las hifas que forman el pie, con células alargadas, cilíndricas, poco estranguladas en los tabiques y sin fíbulas.
Hacia la superficie las hifas son más finas y apretadas para dar cierta protección al pie y hacia lo alto puede presentan agrupaciones de hifas que emergen en ramilletes más o menos estrellados.

Estas terminaciones de hifas son alargadas y poco diferenciadas del resto de hifas, no son verdaderos cistidios o caulocistidios.