Especie de una ecología muy característica, desarrolla sobre viejos carpóforos de otras setas, de carne más o menos consistente, fundamentalmente Russula y Lactarius y más especialmente Russula nigricans y otras especies de especies de su mismo grupo.
Al principio presenta un sombrero blanquecino con superficie lisa o muy finamente escamosilla, como la de un Coprinus joven.
Sin embargo en poco tiempo toda la superficie se vuelve marrón y pulverulenta como si se tratase de un “cuesco de lobo”, Lycoperdon.
Una muestra microscópica de la superficie del sombrero nos muestra que está constituida por infinidad de esporas de morfología muy particular y coloración pardusca en masa, pero poco coloreadas al microscopio.
Estas esporas carecen de poro germinativo así como de apículo ya que en realidad no son esporas sexuales producidas por basidios, sino esporas asexual, clamidosporas, producidas directamente por las hifas de la superficie de todo el hongo.
Son esporas de resistencia, con paredes muy gruesas y provistas de largos aguijones que les ayuda en su dispersión y les permite resistir condiciones extremas.
El resto del carpóforo lo forman hifas filamentosas, más o menos paralelas y bastante gruesas.
En rojo congo se aprecian mejor sus paredes lisas y los tabiques de separación de las distintas células
Un detalle de estas hifas teñidas con rojo congo permite ver las fíbulas o estructuras de crecimiento de las hifas en los tabiques de separación de unas células con otras.
