Especie característica por la época
del año en que sale, febrero y marzo, su coloracíon grisácea, casi negra y sus
láminas gruesas, decurrentes, espaciadas y blancas al principio. VER DESCRIPCIÓN COMPLETA .
Himenio formado por láminas y
lamélulas muy gruesas y espaciadas, cerosas, decurrentes o anchamente adnatas
en los ejemplares muy cerrados, muy blancas y contrastando muy fuerte con el
sombrero y el pie, al final un poco grisáceas como éste.
Una sección transversal de una lámina
muestra una trama interna formada por hifas incoloras dispuestas de manera
entremezclada o ligeramente bilateral, es decir, desde el centro las hifas se
redirigen hacia los lados donde dan lugar a las estructuras fértiles que se ven
más oscuras.
Hifas de la trama, gruesas y
fuertemente entremezcladas para dar una estructura consistente a la lámina.
Hacia la superficie de las láminas,
incluyendo el borde o arista, las hifas terminan en basidiolos y basidios muy
estrechos y alargados.
En la madurez los basidiolos, casi
cilíndricos, se engruesas en la extremidad, se hacen más claviformes y se
convierten en basidios que producen cuatro esporas sobre cuatro finos
pedúnculos, los esterigmatos, en su interior numerosas pequeñas vacuolas de sustancias
de reserva.
En toda la superficie de las láminas
se producen gran cantidad de esporas incoloras al microscopio, pero blancas en
masa que no alteran el color de las láminas en la madurez.
Las esporas son elipsoidales y
relativamente cortas, de paredes lisas y provistas de un pequeño saliente o
apículo por donde se sujetaban al basidio, incoloras y provistas en su interior
de una o dos gruesas vacuolas de sustancia de reserva.
En rojo congo se contrasta mejor el
contenido celular, pero como se puede apreciar por los valores medios las
esporas aparecen menos turgentes y ligeramente más pequeñas.
Superficie del sombrero lisa y aparentemente
seca aunque la presencia de restos adheridos indica la existencia de viscosidad,
de color gris negro o marrón grisáceo oscuro con zonas aclaradas o incluso
blancas del todo si están tapadas por la hojarasca.
Una sección transversal de la
superficie del sombrero muestra en la parte baja de la foto la cutícula
filamentosa formada por una capa de hifas entremezcladas, con extremidades
levantadas y separadas, poco más pigmentadas de grisáceo que el resto de las
hifas de la trama.
Trama o carne del sombrero formada por
hifas filamentosas fuertemente entremezcladas lo que da lugar a una carne
compacta y consistente.
Sin embargo las hifas más
superficiales que forman la cutícula son más finas, más separadas por la
presencia de cierta cantidad de sustancia mucosa que se hincha con la humedad y
da lugar a una cierta viscosidad en tiempo húmedo.
Observadas en rojo congo se aprecian
mejor los tabiques provistos de fíbulas y su disposición muy espaciadas y
entremezcladas, parcialmente gelificadas.
Pie cilíndrico con superficie más o
menos grisácea y un poco escamosilla en lo alto, junto a las láminas.
Una sección longitudinal de la
superficie del pie muestra la estructura de la trama o carne del pie de tipo
regular, formada por hifas filamentosas paralelas y muy apretadas, que hacia la
superficie (parte izquierda de la foto) aparecen ligeramente más pigmentadas de
grisáceo y sobre todo con algunas hifas emergentes que dan lugar a la pilosidad
que se aprecia a simple vista.
La trama del pie a diferencia de la
del sombrero está constituida por hifas estrechas, alargadas y paralelas, muy
compactadas y con fíbulas en los tabiques, lo que da lugar a un pie más fibroso
y consistente que el sombrero.
Hacia la superficie y especialmente
hacia lo alto del pie, las hifas superficiales dan lugar a terminaciones
emergentes en forma de pelos más o menos revueltos.
Estas agrupaciones de terminaciones de
hifas emergentes en forma de acúmulos o ramilletes dan a la superficie del pie
un aspecto fibroso, escamosillo o afelpado en lo alto.