Colmenilla característica por su cabeza o mitra ovoide o casi cónica con unas costillas primarias que discurren de la apunta hacia abajo formando cavidades alargadas que a su vez están divididas en pequeñas celdas por otras costillas transversales más pequeñas. VER DESCRIPCIÓN COMPLETA.
La superficie fértil recubre toda la cabeza superior o mitra, formada por pliegues o crestas en los jóvenes más o menos alineadas desde la extremidad hacia la base y otras crestas transversales más pequeñas que van dejando celdas, al principio más o menos alargadas y regulares, pero con la edad se van haciendo irregulares y se van deformando y perdiendo las alineaciones.
Toda la superficie de la cabeza marrón está constituida por terminaciones perpendiculares de las hifas internas que forman ascas y parafisos.
Contienen un pigmento oscuro que da el color marrón típico.
Las esporas se forman en su interior uniseriadas y al principio contienen pequeñas vacuolas hacia los extremos.
Estas ascas surgen de las hifas subyacentes de la trama y se van engrosando de forman bastante brusca sin presentar fíbulas.
De manera intercalada y poco abundantes aparecen parafisos o terminaciones estériles que no dan lugar a esporas.
Estos parafisos son indivisos o bifurcados, algo más delgados que las ascas, pero gruesos, con uno o dos tabiques y célula terminal cilíndrica en la mayor parte.
Las esporas en agua son elipsoidales, de paredes finas y fácilmente deformables, lisas y sin vacuolas aparentes en su interior, maduras y fuera de las ascas alcanzan grandes dimensiones, en nuestras muestras de 20.7 [24.2 ; 25.7] 29.2 × 13.2 [15.9 ; 17] 19.7 micras.
La carne o trama está constituida por hifas filamentosas fuertemente entrelazadas lo que le da cierta consistencia a la seta.
Estas hifas que forman la carne o trama son filamentosas, pero bastante gruesas y con tabiques desprovistos de fíbulas.
Superficie del pie blanca o crema completamente granulosa y empardeciendo ligeramente hacia la parte superior, con algunos profundos pliegues en la parte baja.
Una sección transversal de la capa superficial granulosa del pie muestra una estructura granular que le da ese aspecto pulverulento o escamoso.
Toda la carne superficial del pie está constituida por hifas fuertemente entrelazadas, pero con numerosas células esféricas o globulosas, por lo que presentan un aspecto granular y además muy deleznable.
Si separamos un poco las hifas vemos cómo las hifas son finas, con tabiques desprovistos de fíbulas y con células globulosas, esferocistos, por donde se rompen con facilidad.
En los extremos de las granulaciones las hifas dan lugar a terminaciones alargadas, en forma de pelos o cilios a simple vista.
Separando una pequeña porción de estas granulaciones vemos las hifas de la trama con sus esferocistos de donde surgen estas terminaciones alargadas y cuya función sería posiblemente retención de humedad ambiental.
El pie es hueco como la cabeza superior, con superficie interna, blanca y granulosa o pulverulenta.
Sin embargo, las hifas internas son mucho menos filamentosas que las externas, aquí no hay casi células finas, todas las células son fusiformes, elipsoidales o globulosas, fuertemente estrechadas en los tabiques de separación por donde se rompen con facilidad y dan lugar a una estructura interna muy deleznable.