Variedad de cuesco de lobo tóxica, característica por su forma globosa, su abertura irregular con pared gruesa para los cuescos de lobo pero relativamente fina para los de este tipo cuyo interior en la madurez toma una coloración negruzca y un olor característico y presencia de un pie relativamente elevado formado por rizomorfos.
La parte más importante del hongo y que caracteriza a los conocidos popularmente como “cuescos de lobo” es su interior pulverulento, la gleba.
Esta masa purpúrea está constituida por infinidad de esporas esféricas marrones al microscopio, pero marrón purpúrea en masa.
Estas esporas o simientes del hongo son muy características porque presentan grandes espinas en su superficie con las que se enganchan al pelo de los animales que las dispersan.
Estos hongos están muy ligados al ganado, bordes de caminos, cañadas y zonas frecuentadas por el ganado ya que el ganado pisa los carpóforos y las esporas se enganchan en su pelo.
Todas estas esporas constituyen dentro del hongo, la gleba o parte fértil, de aspecto algodonoso debido a la presencia de un conjunto de hifas filamentosas, ramificadas y tabicadas, de diversos grosores que constituyen el capillicio y que son realmente un soporte para las esporas.
Toda esta gleba está encerrada en un receptáculo, el peridio, de carne gruesa y consistente que se prolonga en la base en un pie bastante fuerte.
Este peridio está constituido por una maraña de hifas filamentosas fuertemente entremezcladas que dan lugar a una capa gruesa y consistente que protege antes de la madurez a las esporas.
Las hifas más internas de este peridio se van soltando y se introducen en la cavidad interna formando el capillicio que sostiene a las esporas.