Típica corteza blanca de superficie
lisa, crecimiento indeterminado y bordes no definidos, de muy escaso grosor y
textura blanda y cerácea que se despega bien del sustrato con una aguja. Sus
principales características microscópicas son su trama monomítica, sus hifas
provistas de fíbulas, sus esporas casi cilíndricas y sus largos y salientes
cistidios cilíndricos o flexuosos, de paredes lisas, no incrustadas. VER DESCRIPCIÓN COMPLETA.
Superficie fértil lisa blanca o blanca grisácea.
Trama monomítica, formada por un solo tipo de hifas, hifas generativas, lo que le confiere una textura blanda y fácilmente deleznable.
Hifas de la trama, hifas generativas, relativamente gruesas, de paredes finas y con tabiques provistos de fíbulas.
Tabiques de las hifas provistos de
fíbulas bien evidentes.
Superficie fértil formada por una capa de basidios largos y estrechos, de 70 a 80 micras de largos.
Basidios cilíndricos y progresivamente
ensanchados hacia la extremidad que termina en cuatro esterigmatos, tetraspóricos.
En toda la superficie se forman gran cantidad de esporas incoloras al microscopio, pero blancas en masa.
Esporas no amiloides, en Melzer se observan amarillentas por el iodo y no muestran las vacuolas internas que contienen.
Esporas cilíndricas a largamente elipsoidales, con extremos redondeados y algunas ligeramente curvadas, de paredes lisas y en su interior una o dos gruesas vacuolas, en nuestras muestras de 8.2 [9.8 ; 10.5] 12.1 × 4 [4.6 ; 4.9] 5.5 micras.
De manera dispersa presenta largos cistidios, de tipo leptocistidio, cilíndricos y flexuosos con terminación redondeada o un poco apuntada.